Tomando oxígeno para salir adelante en el Perú, un día a la vez.

domingo, 25 de octubre de 2009

El aborto, la píldora y los gritos en el cielo.

En este momento el Perú se encuentra nuevamente dividido por opiniones y decisiones fundamentales sin tomar en cuenta al real decisor final: el pueblo.

Por un lado la opción de tomar la píldora del día siguiente (AOE) se hace más lejana para quienes más la necesitan ante el fallo del Tribunal Constitucional que impide a instituciones estatales de  salud brindarla gratuitamente, lo que lleva a potenciales abortos de niños con capacidad de sentir dolor; y estos abortos sí vienen en camino de la despenalización. Una doble moral impensable y una incongruencia avalada por el estado y la iglesia católica. Si no veo una virgen que llora es porque todas las del pasado han sido patrañas minúsculas en comparación a la posición hipócrita de estos momentos.

A inicios (el 6) de Octubre de este año una comisión especial del congreso vota a favor de la despenalización del aborto eugenésico y aquel que es producto de una violación. Automáticamente se armaron dos bandos en pro y en contra de la revisión.

¿Los sustentos de cada bando?

Por un lado la defensa de la vida del feto, basándose en el artículo segundo de la constitución peruana (…”Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole”).

Quienes están a favor del aborto se van por los derechos de la mujer, avalados incluso por instituciones extranjeras: la organización Human Rights Watch instó al congreso a apoyar la reforma e incluso entregó cifras que indican que el 44% de las jóvenes peruanas ha sufrido algún tipo de violencia sexual (no necesariamente coital, por lo que la cifra se siente inflada).




La lógica de la violencia


Pero ¿Y qué hay de los derechos del niño? Aunque el niño no haya nacido, desde la cuarta semana de gestación tiene un sistema nervioso lo suficientemente desarrollado como para sentir dolor.

Tengamos en cuenta que a los 3 días aún tiene eficacia la llamada píldora del día siguiente (AOE, siglas para definir la anticoncepción oral por emergencia) y ya hablaremos de la completamente descerebrada decisión del TC al prohibir su distribución estatal.

Pero volviendo al aborto y siendo totalmente objetivos, sabiendo que una vez pasadas semanas de gestación son dos cuerpos los que están en juego, comprendemos que la mujer tiene derechos sobre su cuerpo, pero ¿Los tiene sobre la vida que lleva dentro, independientemente del origen o inconvenientes que ésta pueda acarrear?

Y reflexionamos en esta pregunta porque en este tiempo en que todos creemos ser post-modernos los que NO nos sindicamos bajo la categoría de cucufatos corremos el peligro de pasar a la de libertinos muy fácilmente y sin darnos cuenta.

Esto es esencialmente lo que sucede cuando una mujer aborta a un feto con cuatro o más semanas de gestación:



Si se descubre que un bebé puede tener malformaciones ¿matarlo antes de nacer es la solución? Yo me pondría a pensar si la ciencia puede solucionar el problema cuando él o ella tengan capacidad de decisión.

Si el bebé es producto de una violación, abortarlo, o sea violentarlo hasta morir, es la respuesta para quienes tienen por consigna “ojo por ojo, brazo por brazo, etc.”, literalmente.

Al final la decisión la debería tener cada quien, pero conociendo a profundidad lo que está haciendo y las implicancias que tiene. Si el bebé nacerá con una malformación ¿Tengo yo la potestad de decidir en qué momento va a sentir el dolor? ¿Tengo la potestad de matarlo?

La opción de la píldora y la nefasta decisión de no entregarla gratuitamente

La píldora del día siguiente, AOE por sus siglas, es fundamental para no llegar al aborto de un ser que ya es capaz de sentir dolor. Independientemente del debate de “en qué momento se inicia la vida” el embrión fecundado que tiene 3 días (plazo máximo para la efectividad de dicha píldora) no puede sentir dolor.

Y el Tribunal Constitucional, luego de un evidente lobby con las cabezas fariseas que quieren instaurar su “piedad” como sea, emitió esta semana un fallo que invalida la entrega gratuita de esta píldora a las entidades estatales.

Entonces la píldora del día siguiente (AOE) puede ser comprada en farmacias, claro, pero ¿Quién  las compra?  En Chile, que ya ha pasado por este tipo de movimientos fundamentalistas, las estadísticas muestran que el ratio de venta comparando zonas ricas y pobres es de 1 a 10 a favor de las zonas más ricas y esto ¡es lógico!



El fallo emitido por el Tribunal Constitucional es completamente discriminatorio, pero luego aparecen las voces de la “misericordia” encabezadas por un desgastado y obsoleto Cipriani que dice “Nada más falso, no hay tal discriminación … la píldora no se debe vender a nadie, ni ricos ni pobres”. (RPP, 24 de Octubre del 2009).

Al escuchar opiniones como ésta no puedo comprender cómo un medio masivo le da cabida a un sujeto como este para emitirlas. Una opinión completamente doblemoralizada y atrevidamente nefasta en todo sentido.

Una mujer que no recibe la píldora del día siguiente es una persona que potencialmente abortará en el momento en el cual el feto sentirá el dolor de cada punzada y cortada. Así de sencillo es.  Y una mujer de escasos recursos (exactamente el sector más afectado por esta medida) abortará en situaciones más peligrosas para su propia vida que una persona que pueda comprar la pastilla en una farmacia con sus ingresos propios o “la propina del papi”.

Y en un mundo en el que un niño muere cada 3 segundos por causas relacionadas a la pobreza extrema no podemos darnos el lujo de tomar posiciones tan anacrónicas y bizantinas como que “el alma inicia en tal o cual momento” si el niño tiene más probabilidades de morir en situaciones dolorosas dentro o fuera del vientre.

Por un lado se inicia la permisividad del aborto en momentos en los cuales  un niño puede sentir cada agazapado punzón. Por el otro se aminoran las posibilidades de que la mujer pueda decidir no tener el hijo utilizando la píldora de anticoncepción oral por emergencia (AOE), un método que tiene 90% de probabilidad de éxito y un margen de 3 días para tomar la decisión.
¿Y qué hace el gobierno ante esta incongruencia? Callar o camaleonizarse, técnica que Alan García Pérez domina a la perfección.

En el video debajo tenemos un ejemplo de lo que sucede cuando una madre decide ejercer su derecho a no abortar, aunque se trate de un caso “eugenésico”: un momento en la vida de Nick Vijicic, orador motivacional que día a día levanta ánimos y nos demuestra que la libertad no está en las apariencias aprendidas ni en las posturas “prácticas” de nuestra sociedad post-moderna.





 

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